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domingo, 12 de agosto de 2007

Vultur Gryphus


Puedo verlo claramente, se mueve con esa torpeza típica de las bestias terrestres, aunque como ya no camina, esta se ve exagerada hasta ser casi cómica. Vuelo a su alrededor, midiendo, deleitándome en lo que inevitablemente ha de venir. Nunca debió haber venido a estos territorios, no pertenece. No vuela, tiene sólo dos piernas y no esta cubierto de suficiente pelo o plumas como para sobrevivir. Ni garras tiene. Eso no impide que dificulte las cosas, pues capa tras capa de insípido y molesto tejido cubre todas las partes sabrosas... No importa, unas vueltas más. Hoy tengo suerte, nadie mas cerca, parece que la presa vino sola y va a morir sola. No importa, yo le hago compañía. Extraño afán este de las bestias terrestres. Debieran aceptar quienes dominamos las alturas y dejarnos tranquilos. Solo una de vuelta más, ya no se mueve.
Bajo lentamente, si está vivo no quiero asustarlo. Me acerco cauteloso y justo entonces lo oigo. Todavía respira... No es que tenga algún reparo, va a estar más tibio.

1 comentario:

Alvaro Figueroa dijo...

Muy bueno, genial el rambling de hoy!!... Siempre me ha gustado saber cómo se siente un marsupial...

Gracias!